A día de hoy es casi imposible hacer clic en un sitio web y que no aparezca en la pantalla y en cualquier formato, un anuncio de publicidad. Solo hay un motivo para explicarlo: el alza imparable de la inversión de la publicidad digital en detrimento de los medios tradicionales. Los hábitos de consumo informativo están cambiando a la misma velocidad que uno consume gigas en la red. Y la publicidad atiende a números.
Hasta hace bien poco leer los periódicos y revistas de manera online formaba parte del futuro, pero debido a la fuerte implementación del mundo digital se ha convertido en el presente y todos nos adaptamos a ello. De hecho, la generación digital nativa ya ve como algo vintage y casi obsoleto lo que toda la vida fue considerado un medio tradicional.
Casi todas las principales cabeceras informativas que aún mantienen funcionando su rotativa, duplican esfuerzos en el ámbito digital. Conservan así el valor de marca, el prestigio y la capacidad de influencia, pero se aprovechan de las ventajas que ofrecen a sus nuevos consumidores en Internet.
Los publicistas lo saben y ya es imposible encontrar un informe que no confirme la tendencia alcista e imparable de la inversión publicitaria en los medios digitales. Los 50 grandes anunciantes de nuestro país ya prefieren invertir en publicidad digital que, en papel, de forma especial en el nicho de la prensa económica y generalista.
Los indicadores corroboran una situación irremediable. El papel se agota. Cada año menos ventas, menos lectores, menos difusión, menos inversión publicitaria y menor ratio de ingresos por ejemplar. Ese porcentaje de los anuncios se redistribuye entre los distintos formatos que encontramos en el mundo web. Las redes sociales y buscadores acaparan la mayor parte, pero cualquier diario tradicional transformado o incluso los nativos ven como en su cuenta de resultados el apartado de ingresos por publicidad digital va en aumento.
La televisión también cambia
Estos cambios de consumo no sólo afectan al papel. Las radios, quizá menos sensibles a la irrupción de Internet, aprovechan las ilimitadas mejoras de cobertura y alcance. Gracias a los podcast y a sus apps permiten sintonizar un programa desde cualquier lugar del mundo por muy local que sea.
En la televisión sí que se está produciendo una metamorfosis significativa. Cada vez menos consumo, menos audiencias y por consiguiente menos anuncios y ganancias. Ni siquiera en años con grandes acontecimientos, como el presente con un Campeonato del Mundo de fútbol donde las audiencias y la facturación suelen multiplicarse, han conseguido mantener el tirón.
Las plataformas de vídeo y la televisión por Internet son ya casi de obligado cumplimiento. Los nuevos hábitos a la hora de seguir series, concursos, realities, etc. son determinantes. Y a más que irá en los próximos años. En un futuro no muy lejano la publicidad aparcará el apellido de digital para ser publicidad, a secas.